Es una artista de personalidad compleja, dueña de una creatividad libre e instintiva, versátil en la aplicación de diferentes técnicas artísticas. Tras mudarse a París en 1932, entra en contacto directo con todos los grandes maestros del Surrealismo, como Arp, Giacometti, Breton, Man Ray, Duchamp y Max Ernst, a quienes también se relaciona sentimentalmente. No cabe duda de la influencia del Movimiento Surrealista en la obra de Oppenheim, a pesar de lo cual la artista construye su propia realidad autónoma. De estos años es su obra más famosa "Déjeuner en fourrure" (Desayuno en pieles), que fue comprada por Alfred H. Barr jr. para el MoMA de Nueva York por la galería Charles Ratton. De regreso a París en 1939, participa en la exposición de muebles “fantásticos” junto con Max Ernst y Leonor Fini; en esa ocasión presentó la famosa mesa con patas de pájaro.